Desde tres camiones estacionados sobre la Panamericana Norte, próximos a la entrada de Carapungo, los presuntos infractores vendían el producto de mar, expuesto constantemente a la contaminación del aire y sin las adecuadas condiciones de salubridad, a las personas que transitaban por el lugar.
Los ciudadanos responsables transportaban el pescado en cajones enfriados únicamente con una capa de hielo dentro de los camiones.
Además, arrojaban los residuos sólidos y líquidos, generados por este tipo de venta, hacia la calzada y vereda, produciendo una contaminación con bacterias y malos olores.
En la misma zona, el 20 de junio, la AMC clausuró una vulcanizadora donde se vendían pescados al por mayor, almacenados en los talleres y en contacto directo con el suelo. En este caso, el ciudadano infractor enfrentó una multa de 1.840 dólares por no contar con la licencia para esta actividad económica.
Cuando el pescado no recibe una adecuada refrigeración y tratamiento puede causar histamina, que es la intoxicación de las personas que consumen productos en condiciones de insalubridad, poca higiene y ningún proceso adecuado de conservación.
Según la normativa, la persona que ocupe el espacio público para realizar cualquier actividad económica y no cuente con la debida autorización municipal, podría enfrentar una multa de 230 dólares.