La dueña del local ocultaba el licor sin registro entre cajas de telas y prendas de vestir, donde se encontró dos galones, más de 20 botellas y una jarra de jugo de mora mezclada con alcohol. También se retuvo alrededor de 20 cajetillas de cigarrillos sin registro sanitario y presumiblemente de contrabando.
Se inició el procedimiento de sanción a la persona infractora por hacer mal uso del taller y no contar con los permisos municipales correspondientes, tipificado en la normativa con una multa de hasta 1.840 dólares.
La AMC, a través de sus controles, busca que dueños de locales comerciales regulen su actividad económica, por esto, para establecimientos de categoría I y II se entrega actas de advertencia y se establece un tiempo establecido para la obtención de los permisos.
Las clausuras son medidas cautelares facultadas por la ley y ordenanzas para garantizar la seguridad y los derechos de los ciudadanos, como los posibles daños a la salud pública, inseguridad en el barrio, condiciones de insalubridad para las personas y acciones peligrosas para el ambiente.
Consumir alcohol sin registro sanitario representa un grave riesgo para la salud de los y las quiteñas, causando daños en el nervio óptico que conllevaría a la pérdida de la visión, cirrosis e inclusive la muerte.
La AMC, junto con otras entidades municipales, vela por el bienestar de la comunidad mediante controles de licenciamiento, respecto a los riesgos asociados con el consumo de bebidas alcohólicas sin registro en establecimientos informales y clandestinos.